![](https://static.wixstatic.com/media/636bf2_875018dc60e8454ebb8bd04ac31768a6~mv2.jpg/v1/fill/w_980,h_584,al_c,q_85,usm_0.66_1.00_0.01,enc_auto/636bf2_875018dc60e8454ebb8bd04ac31768a6~mv2.jpg)
Querido antepasado.
Abuelo y abuela, padre y madre.
Te escucho. Te respeto. Te honro…
Eres parte de mi vida. Soy tu sangre. Nuestros corazones laten de amor el uno por el otro, aunque no necesariamente nos hayamos conocido del todo.
Honro tus palabras, tus conocimientos, y tu ejemplo. Reconozco en mi actuar, tus viejas conductas dominantes, y tus celosos preceptos de antaño. Sin embargo, estás en la cima de mi clan y por eso te dignifico.
Tus palabras y tus opiniones son inapreciables, pero ya no debes forzarlos en mí. Ya no es necesario. Lo que he debido aprender de ti, aprendido está. Lo que no, lo he ido descubriendo sola en el bello pero lacerante trayecto de mi inagotada evolución.
Hoy, te pido que dejes que mis palabras y mis obras también hagan eco en mi propia existencia. Déjame seguir navegando la barca de mi historia en mis propios términos. Ciertamente, la brújula de tus consejos es importante para mí, pero tus recomendaciones ya no son absolutas, ni tus decretos únicos. Deja que a mi edad siga equivocándome y aprendiendo, que me siga cayendo y levantando, que siga disminuyendo y creciendo.
Abrázame con el corazón, pero no insistas en llevarme de la mano para evitarme penas, o amortiguar mis caídas. No me corrijas, ni intentes educarme o regañarme como si fuera una niña. Ya no debes hacerlo. Ya no puedes hacerlo. Ya no lo quiero así. Ya no es tu responsabilidad. Aunque para tus ojos sigo siendo, o pareciendo, una chiquilla, exijo de ti la libertad de continuar siendo adulto, y seguir caminando mi propio camino, en el que sigues siendo una parte trascendental.
Entiendo que tu actuar obedece a tu propia pena de extrañar a tus mismos antepasados, a los que hubieras querido amar más, escuchar más, u obedecer más. Pero ahora, la vida ha dado un vuelco que, aunque sabido, llegó demasiado pronto, y hoy me ha empezado a tocar a mí llevarte de la mano.
Te amo siempre, pero no tomes como una afrenta si te digo que no te necesito siempre. Estás en mi corazón y mis obras son un reflejo de las tuyas, porque me las inculcaste, y yo las adopté: primero por necesidad, y luego por convicción. Pero hoy, permite que me siga desarrollando en mi propio actuar, mi propio sentir, mi propio ser.
Mi propio yo.
Hoy también te libero de las punzantes ataduras que mi mujer-niña insiste en clavar en tu propia libertad, en tu frágil madurez, en tu incondicional amor. Y aunque me duela, porque muchas veces dependí de ti de muchas formas, nos suelto del arnés que nos ata más de lo que nos une; que nos aprisiona más de lo que nos cautiva; que nos daña más de lo que nos alivia.
Y de esa manera, le pido al que es la Vida, que me ayude a abrigar con el pensamiento, y a deducir con el corazón, el momento en el que ya haya transitado a la prominencia en la que estás tú, y entonces deba dejar que los renuevos de mi sangre y de mi carne se equivoquen y aprendan, se caigan y se levanten, se disminuyan y se crezcan. Y que a la postre, entienda que mi deber será llevarlos en mi corazón, no de la mano, toda mi vida; y que, así con el mismo deber, el mismo amor, y el mismo dolor que sientes tú por mí, deba dejarlos convertirse en seres completos, sin las legendarias ataduras chantajistas de su clan.
Y que sabiamente comprendamos que aunque no nos necesitamos siempre, sanamente entendamos que sí nos amamos siempre.
Y que seremos el descanso del otro, siempre.
Y que nunca soltaré tu mano. Ni tu recuerdo
Querido antepasado:
Te escucho. Te respeto. Te honro.
Te agradezco.
Te amo.
Miss V.
Comments