MI ESCRITO PRIMERO PARA EL MUNDO

Si hubiera podido, esto te habría escrito:

Querido Mundo,

¡He llegado! Soy, según escuché, una niña. Soy una prueba más de que el plan del Creador sigue su marcha, quizás a pesar de los orígenes y los destinos, ambos desconocidos. Existo, pero no lo comprendo. Quizás algún día... Por lo pronto ya alguien imaginó (y propuso) un nombre para mí:

VERÓNICA

Después de mi despreocupado letargo en las penumbras, te veo por primera vez. Pero no eres lo que esperaba: tanta luz, tanto frío. ¡Estoy desprotegida por primera vez! Lo único que me consuela es saber que tengo el privilegio de haber sido recibida y acogida entre individuos grandes; seres de paz y alegría. ¡Qué delicado experimento para mis inexpertos padres! Significo para ellos un parte aguas en su vida de autores novatos.

A estas alturas de mi vida, ocupaciones tengo pocas. Preocupaciones, aún menos. Pero no puedo hacer más. Soy un ser vulnerable que depende de todos para sobrevivir. Comer, dormir y otras necesidades de mi cuerpo, que antes no tenía, ocupan todo mi tiempo.

Me desespero, tengo hambre, miedo, y frío. También me duele algo, pero no sé qué. Lo grito, pero nadie entiende. Todos se empeñan en satisfacer necesidades diferentes. Ninguna quiero. Sólo quiero que me abracen.

Hace poco me di cuenta que gritarles lo que me pasaba, lo que fuera, provocaba que me consolaran. Ese día procuré y me prometí a mí misma hacerlo con más frecuencia; pero hubo momentos en que nadie me hacía caso, según escuché, porque no había “razón aparente” (lo que sea que eso signifique)... y del cansancio de tanto llorar, me quedaba dormida. Y al despertar, otra vez lo mismo: llorar, abrazos, tal vez comer… y dormir de nuevo.

Te confieso, Vida, que no tengo planeado abandonar pronto este estilo de vida, tan conveniente y despreocupado.

Con comodidad,

(La futura) Miss V.