MAESTROS Y ESPEJOS

Durante mis bien vividos años, he tenido el honor de conocer a muchas personas. Si todas ellas, desde mi peculiar punto de vista han sido buenas, o tolerables, o dañinas, eso es lo de menos. Ésa es sólo mi tendenciosa opinión. Lo que importa es que su llegada a (y a veces, su ausencia de) mi vida ha sido importante, porque todas han abonado algo a ella.

Una amiga muy querida me dijo, en uno de mis momentos de ciega terquedad (momento en el que pretendía aferrarme a alguien, por cierto), que la gente que entra a nuestras vidas no siempre entra para quedarse. Y que cuando llegan, pueden aparecer en dos trascendentales modalidades: como "maestros" y como "espejos"...

Que su papel de “maestro” significaba que, la persona que había llegado, había llegado para darme una lección. Para enseñarme algo que yo no sabía. De la vida, o de mí misma.

O bien, que en su rol de “espejo”, la persona que había llegado, había llegado para ser un reflejo. Reflejo de algo que celebraba, o que no me gustaba, o que ni siquiera quería reconocer, de mí.

Y de las dos maneras, como maestros o espejos, aunque suene gastado, la vida me ha traído enseñanzas, cada una con un significado tan agudo o tan obtuso, dependiendo de mis ganas de darle significado. Muchas cosas me han pasado de noche, lo acepto. Otras he tardado en entender, y otras me han inspirado a cambiar mi vida de manera tan radical, que a veces hasta me desconozco. Y que yo, seguramente en muchas más ocasiones de las que recuerdo, he sido también "maestro" y "espejo".

A pesar de mis bien vividos años, no he llegado todavía a mi Nirvana personal. Estoy en el camino de la formación a fuerza de la prueba y el error. Y he aprendido a no juzgar (o a juzgar menos) la soltura con la que los demás se entregan al cambio, la alacridad con la que se dan a los demás, o la disposición con la que abren sus corazones a otros.

Afortunadamente, no todos somos iguales; de otro modo, nadie aprenderíamos nada. Y si todas esas personas, desde mi peculiar punto de vista han sido buenas, o tolerables, o dañinas, eso es lo de menos. Ésa es sólo mi tendenciosa opinión.

Buena vida.

Miss V.