LAS MUJERES DEL CLAN

Querida hija. Querido hijo.

No me avergüenza decir, porque es obvio que lo saben, que han crecido en medio de una familia claramente disfuncional. Pero a fin de cuentas, no tienen todas las familias algo de disfuncionalidad? ¿No son todas las familias, finalmente, patriarcales? ¿No es esto un tipo de práctica compleja, y hoy por hoy, algo ineficaz?

Ser una madre sola en una sociedad regida por el Patriarcado (cuya cabeza puede ser un hombre o una mujer) cuya idea de clan es ser celosamente leal, o ciegamente sumiso, y en donde se merma la importancia del amor, de la igualdad, y se prefiere el respeto por obligación o por miedo, es un lastre que ningunos hombros deberían cargar.

Ser una madre sola en una sociedad regida por el Patriarcado, impuesta no sólo por los hombres del clan, sino por sus propias mujeres, y cuya idea de fidelidad es mostrar que podemos hacerlo todo solas, sin ayuda de nadie, es un lastre que ningunos hombros deberían cargar.

Efectivamente pueden ser fieles a su tribu, pero eso no significa que amen lo que en ella viven, aunque amen a las personas con las que viven. Ciertamente pueden amar a su clan, pero eso no significa que deban ser fieles a la arraigada idea de que las mujeres debemos ser fuertes, pero sumisas; trabajadoras, pero obedientes; alegres, pero atadas.

No es para escandalizarlos, ni para asustarlos, queridos hijos. Pero me estoy empezando a dar cuenta de mi (nuestro) entorno Patriarcal. Lo he vivido siempre, hasta ustedes. Pero nadie lo menciona, jamás. ¿Por respeto, acaso? ¿Por la exigencia de la Tribu? ¿Porque las cosas deben hacerse “como Dios (o sea, como el clan) manda”? Tristemente, se ha convertido en parte de nuestras vidas, de nuestras mentes y de nuestra sangre.

Están, junto conmigo, viviendo los desenlaces de las Historias individuales, y en suma comunitarias, de sus Antepasados, cuya formación incluía la fidelidad ciega a sus propias familias, y cuya idea de lealtad era sinónimo de amor.

Sin embargo, sepan que amar es honrar y respetar la individualidad, las ideas y los planes del otro, sin buscar en ello la propia felicidad. O sea, para el clan, la ideología de no proyectar la vida como el clan espera de sus hijos, significa que no hay amor ni fidelidad. Porque según nuestro clan, pensar diferente, era (y sigue siendo, erróneamente) sinónimo de falta de amor. Pero que seamos sus antepasados, yo sea su Madre, o éste sea su Clan, no los obliga a obedecer ciegamente, en contra de los propios deseos de su corazón, o de sus planes de vida.

Las mujeres, en nuestras edades más tempanas, admiramos a nuestros padres por la independencia que proyectan y que determinadamente viven. Queremos ser como ellos, porque representan lo que nosotros queremos: libertad en los sentimientos, espontaneidad en los actos, franqueza en la palabra. Pero a las mujeres se nos niega ser, desde esas mismas tempranas edades, ni por equivocación, la mitad de libres que son los Padres. Por el contrario, se nos enseña a ser como la Madre que no siempre admiramos, y en la que, gracias al Patriarcado, terminamos por convertirnos.

No es una perorata feminista, ni mucho menos. Pero las mujeres (y muchos hombres) que vivimos en clanes del patriarcado, respondemos con culpabilidad a la manipulación, al chantaje, y al dominio que el clan ejerce sobre nosotras, y que nosotras mismas hemos ayudado a construir.

Queridos hijos: no los quiero atados a mis caprichos de Matriarca, sino firmes en su toma de decisiones personales. No quiero que hagan votos de lealtad conmigo, sino con ustedes mismos. No quiero que respondan de manera ciega al sabotaje del clan que quiere verlos atados a sus caprichos milenarios, sino que manifiesten su éxito, su libertad y su independencia.

Para ser capaces de curarnos de heridas viejas, y prosperar en lo físico y en lo espiritual, debemos, tanto ustedes como yo, cortar las cadenas que nos fuerzan a permanecer, que nos limitan, que nos hacen movernos en el dramático círculo vicioso de la sumisión y la rebelión. La idea es, creo yo, salir de las redes del patriarcado, ser entes independientes que disfruten de la libertad de elegir la vida que mejor nos acomoda, y convertirnos en los héroes de nuestras propias historias.

Los amo.

Miss V.