LA PRIMERA EXISTENCIA

Querida Vida,

Mi llegada a este lugar oscuro y húmedo, pero cálido y cómodo, fue totalmente inesperada para mí. Después de un largo andar cósmico y espiritual, mi ser de carne y hueso se hizo tangible, y crece dentro de otro ser de carne y hueso.

Ciertamente por ahora, no soy más que un ser sin forma, casi del tamaño de una semilla, creciendo en un lugar que parece colmarse de vacío, de infinito; pero estoy dispuesta a dejarme manejar por ti.

De repente siento sacudidas en mi pecho.

Violentas.

Y golpes de energía en mi cabeza.

Intensos.

¿Será que eres tú, vida, que quieres manifestarte de todas las maneras posibles? Sin embargo, no me preocupo, porque escucho latidos más ardientes, más acogedores, que me arrullan, al tiempo que me hacen sentir que nada malo pasará.

Nada me preocupa, ni me aturde. Todas mis necesidades están satisfechas. Además, siento calidez de otra naturaleza: de alguien que no veo, pero que siento y que tiene ganas de acariciarme. Pero no puede. Sólo puede sentirme porque estoy en su propio resguardo. Y ya siento que amo profundamente a quien me resguarda, aunque no la haya visto jamás. Aunque no la conozca, todavía.

Acaso ocurre que eres también tú, Vida, la que está provocando, tan rápidamente, cambios tan radicales en mí, que suscitan ciertos movimientos que no puedo controlar. Por otro lado, hay movimientos que sí consigo dominar, y me gusta experimentarlos.

De pronto, este lugar que me parecía interminable, ahora me es insuficiente. Ya no me puedo mover con la libertad de antes. Ya no quiero estar aquí. El sentimiento de desesperación me sobrepasa, y ahora, siento que mi cometido es llegar a otro lado. Hacer otras cosas. Hacer feliz a alguien. Incluso, buscar MI propia felicidad.

¡Quiero salir!

Con determinación,

(La futura) Miss V.