HAY UN 10 DE SEPTIEMBRE PARA TODOS
- yesmissv
- Sep 12, 2019
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Cuando estabas aquí, los sueños y los planes que teníamos, aunque aparentemente absurdos, me parecían fáciles y realizables, y parecía no haber nada imposible que no pudiera realizarse con la única ocurrencia de desearlo.
Bajo el farol de la felicidad conyugal, todo estaba aparentemente iluminado, y parecía no haber nada que no pudiera resolverse con besos y abrazos.
En los brazos de la vida compartida, nos cubríamos bajo el abrigo de nuestro cariño mutuo, y parecía no haber nada que no pudiera solucionarse tras las puertas cerradas de una habitación.
Dentro del regalo de nuestra pequeña familia, creamos planes, proyectamos sueños, e inventamos nuestro propio lenguaje, y parecía no haber nada que truncara la dicha que crecía en el corazón.
En la luz apagada de tu mirada, nunca advertí los planes que tenías para ti, porque nunca me di cuenta de los contenidos de tu corazón roto, de tus ideales truncados, de tu futuro inexistente, que nunca se volvería un presente.
Así que un día, decidiste irte.
Y ese día, el camino de vida que compartíamos me quedó muy grande. La carga de las obligaciones terrenales, encorvó mi voluntad, doblegó mis ganas de seguir soñando, y sometió la paz a la que me había abandonado sin perturbaciones.
Tu voluntaria huida de este plano significó un hito en mi vida. ¡Tantas lágrimas lloré! ¡Tanta soledad padecí! ¡Tanta lástima sentí por mí misma!
Pero, ¿tú? ¿Qué sentías tú?
¿De qué estaba lleno tu corazón? ¿O de qué estaba vacío? ¿Qué pasaba por tu mente? ¿O qué permanecía en ella? ¿Cuánta cobardía había en tus impulsos? ¿O cuánta valentía en tus decisiones? ¿Acaso pensaste en mí? ¿En nosotros? ¿O pensaste más en ti?
¡Qué misteriosos han sido los senderos caminados! ¡Qué insondable la razón humana! ¡Qué incomprensibles las decisiones tomadas! Me queda claro que lo que se va jamás regresa, pero permanece en el corazón de quien quiera asirse al bello recuerdo del pasado. De lo que fue, pero jamás volverá a ser. De lo que pasó, pero que ya no causa dolor.
Nadie, ni el calendario con las marcas invisibles pero existentes, ni las cosas o las personas que dejaste, sabremos jamás el desenlace si tu decisión hubiera sido otra. Si tus tristezas hubieran encontrado refugio. Si yo lo hubiera sabido. ¿Debo considerarlo providencial aun cuando busco respuestas razonables en mis “hubieras” y mis “si acasos”?
Y después. Sólo después, mi voluntaria evolución, marcó otro coto en mi existencia. ¡Tantas cosas cambiaron! ¡Tantas cosas aprendí! ¡De tantas maneras crecí!
Por mi parte, es mi presente lo que me ocupa y mi futuro lo que me entusiasma, y lo encuentro tan hermoso como a otros les parece el ayer.
Hoy por hoy, ya no hay tristeza. Te lo juro. Solamente un honesto deseo de que, en donde estés, puedas recibir felicidad perpetua. A mí sólo me queda pedirle al que es la Vida (e instar a mis hijos a que hagan lo mismo) que te dé un descanso lleno de paz. Eternamente.
Hasta siempre.
Miss V.
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