¡CHINCHES EN LA CAMA!
- yesmissv
- Aug 11, 2018
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Un día de Diciembre, del año pasado, amanecí con un dedo hinchado. Por qué, o cómo pasó, sólo lo que/quien lo provocó lo sabe. Fue sorpresivo, tanto como molesto. Tener comezón todo el día en un dedo voluminoso, era desesperante. ¿Acaso el más alto y grosero de todos los dedos, con esa inusual gordura, me trataba de decir algo? ¿Tendría quizás qué ver con una serie de caprichosos eventos que estaba viviendo entonces, y a los que me hubiera encantado enseñarles ese dedo, pero por decencia, no lo había hecho y mi dedo lo había tomado personal?
Luego, un día de Mayo, del año en curso, amanecí con los brazos y las piernas hinchados de ronchas rojas y abultadas. Primero la comezón la tenía en un solo dedo, y era, hasta cierto punto soportable. Pero tener picazón en gran parte del cuerpo desde las dos de la mañana, y que empezara a apaciguarse hasta las cinco, no es algo divertido. Antes que culpar a mi cama de traición, culpé a todo lo que pude: los lácteos, las carnes frías, el polvo, el estrés… ¿Y ahora, qué trataba de decirme mi cuerpo? ¿Tendría relación con mis ganas de soltarme de mis responsabilidades, o mis ganas de salir corriendo para escaparme (de no sé qué), y que mi cuerpo notó antes que mi razón?
Todo, desde el dedo hinchado hasta el cuerpo lleno de ronchas, fue resultado de chinches en la cama. Y todo, desde el dedo hinchado hasta el cuerpo lleno de ronchas, fue la manera que la vida estaba usando para traerme de regreso a mis sentidos. ¿Quién estaba chupándome la sangre? ¿Por qué estaba dejándome desangrar?
No se puede luchar contra las chinches, y no se les puede ganar, lo cual es anímicamente desgastante, y físicamente infortunado.
Mi recámara estuvo en mini-cuarentena, por haber usado insecticidas que, aunque pestilentes, no son instrumento suficiente para limpiar una cama infestada. Pero también mi razón estuvo en un tipo de mini aislamiento, usando venenosos placebos de auto compasión que, aunque tranquilizadores, no son herramienta apta para limpiar un corazón sin disposición.
No es tan sencillo deshacerse de una plaga que enroncha la paz personal, la razón, y hasta la libertad de elección, con las profundas mordeduras del chantaje. Y, ¡qué trabajo cuesta deshacerse de un parásito que paraliza la voluntad, el juicio, y hasta quita el sueño, con los penetrantes picotazos del control!
Por eso, así les hablé a esos roñosos animalillos: Gracias por abrirme los ojos del entendimiento, por medio de este ardor físico. Gracias por venir a darme el mensaje de no dejarme desangrar por nadie, no importa el amor que le tenga. Ya entendí la señal, y de aquí en adelante, prometo hacer limpiezas frecuentes y depuraciones continuas, pero siempre (como me dijo la mujer con nombre de diosa Romana), utilizando la palabra más Amorosa, Oportuna, y Verdadera.
Ahora sí: ¡¡Mueran bichos inmundos!!
Miss V.
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