20 de Julio de 1996

Hay fechas que, aunque yo quiera, no puedo olvidar. No es que las tenga presentes todo el tiempo, pero pareciese que, en el momento adecuado y menos pensado, el aire que entró por la nariz, llegó al corazón, se convirtió en suspiros, y se confabuló con las memorias.

Ésas que, aunque yo quiera, ya no puedo olvidar.

Hoy, por ejemplo, es una de esas fechas. No es que la tenga presente todo el tiempo, pero pareciese que, en el momento adecuado y más inesperado, el amor que entró por los ojos, llegó al corazón, se convirtió en decisión, y me hice una con tu vida.

Ésa que, aunque yo quiera, ya no puedo celebrar.

Hace un rato se cumplieron unas horas de una unión. No es que la tenga presente todo el tiempo, pero pareciese que, en el momento adecuado y harto anhelado, la decisión de hacer vida contigo entró por mis ideologías, llegó al corazón, se convirtió en una familia, y nos visualicé un futuro.

Ése que, aunque yo quiera, ya no puedo imaginar.

Hoy, todo lo vivido se volvió recuerdos. No es que los tenga presente todo el tiempo, pero pareciese que, en el momento adecuado y más imprevisible, tu dolorosa ausencia de antaño entró por mis empeños, llegó al corazón, se convirtió en mujer, y conquisté tu ausencia.

Ésa que, aunque yo quiera, ya no puedo enaltecer.

Hoy, mis hijos te tienen presente. No es que te tengan en su recuerdo todo el tiempo, pero pareciese que, en el momento adecuado y menos planeado, tu figura de padre entró por su historia, llegó a sus corazones, te convertiste en una fotografía, y por ti, sólo elevamos oraciones.

Ésas que, porque así lo queremos, pretendemos seguir haciendo.

Miss V.