10 DE MAYO
- yesmissv
- May 10, 2022
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Pertenezco, con orgullo, y por voluntad del que es la Vida, a una familia de personas fuertes, en la que hay muchas MADRES tan valientes como amorosas. A donde quiera que vea, me encuentro (y en más ocasiones que no, me reflejo) en mi propio contexto, y en diferentes escenarios, con mujeres fuertes llenas de valor e inagotable amor por los suyos. Mujeres, que somos hijas y madres, en constante lucha por vivir, y sobrevivir; por ser amadas y amar; por ser nadie más que nosotras mismas y que el mundo nos acepte como somos.
Y, ¿Cómo somos?
Somos fuertes. Pero a veces, también vulnerables. Somos valientes. Pero a veces, también desfallecemos. Somos inteligentes. Pero a veces, también ignorantes. Así somos. Ciertamente no todas nacimos con fuerza y valentía. Aprendimos. Tuvimos qué hacerlo. Nuestras propias madres (y nuestros padres, en muchos de los casos) nos enseñaron a llegar ahí, consciente o inconscientemente, amén de las duras pruebas a las que la vida, por su propia cuenta, nos ha sometido. Pruebas que no pedimos, pero de las que siempre hemos salido airosas, y más fuertes todavía.
A muchas nos ha tocado el arriesgado y exhaustivo (pero no menos hermoso y satisfactorio) papel de progenitor único. Tampoco lo pedimos así: en solitario. Alguien, seguramente el que es la Vida, quiso que nuestra fuerza, nuestra valentía y nuestra inteligencia fueran como un motor (propio, o para otros), y nos encomendó esa tarea.
Y la aceptamos. La aceptamos, porque además de darnos fuerza, valentía e inteligencia, también nos dotó con una enorme capacidad de amar. A nuestros hijos e hijas. A otros y otras. A nosotras mismas…
¡Pero, felicidades! Felicidades no sólo hoy, mujeres y madres valientes. Sino cada día, a cada paso, en todo pensamiento, y con cada latido con el que amamos con amor de madre. Incluso, aquellas mujeres que, aún sin tener hijos, son madres del alma, y aman tanto como (o a veces más que) una madre del cuerpo.
¡Y, gracias! Gracias no sólo hoy, sino siempre, a las mamás que ya no están. Porque los pasos, los pensamientos, y los latidos de los que quedan, son eco de su amor incondicional, y sirven para honrar su callada ausencia y su amoroso legado.
¡Y, gracias! Gracias no sólo hoy, sino siempre, a las mamás que no supieron amar. Porque a pesar de su indiferencia, y el dolor causado, le entregaron a su prole, desconocida o no amada, el maravilloso obsequio de la vida.
Muy en lo particular, hoy honro a mi propia MADRE, a quien dirijo mi más profunda gratitud, mi más ferviente cariño, y mis más cándidos deseos de felicidad eterna, y una vida ridículamente larga, llena de las bendiciones que sólo el que es la Vida puede otorgar.
Y mi reconocimiento a mis hermanas, mis tías, mis primas, mis sobrinas, mis amigas. A todas ellas, mujeres-MADRES, solas o no, cercanas o no, doy mi admiración, respeto, y el deseo de que vivan una vida extensa y feliz, llena de desahogadas satisfacciones, bendiciones inagotables y la dicha de seguir siendo llamadas "MAMÁ" por mucho tiempo más.
Con cariño,
Miss V
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